En los últimos años, nuestro hogar se ha visto amenazado por diferentes peligros, poniendo en riesgo el propio planeta y consecuentemente, la vida de sus habitantes. Hoy en día nos encontramos frente a frente con uno de los mayores enemigos jamás vistos: el cambio climático.
Presente
desde hace ya muchas décadas, su acecho ha incrementado notablemente en los
últimos años, al punto de hacer necesaria la conciencia social y de disparar la
preocupación de la comunidad.
Tal
como su nombre dicta, el cambio climático se basa en la transformación
sorprendente del clima y su repercusión en el medioambiente, pero es necesario
destacar que las actividades humanas son las principales causantes.
Muchas son las causantes y los desencadenantes de este grave suceso que estamos atravesando, pero en este artículo vamos a destacar y desarrollar aquellas cuya repercusión es gigantesca, y a las cuales se les atribuye una gran parte de la culpabilidad.
En primer lugar, empezaremos con lo que permitió el paso de muchas otras amenazas, el efecto invernadero.
El efecto invernadero es un fenómeno a través del cual ciertos gases retienen parte de la energía emitida por el suelo tras haber sido calentado por la radiación solar, y es lo que permite contribuir al establecimiento de la temperatura de la superficie planetaria. No obstante, actividades humanas han incrementado esta transformación natural, provocando de esta forma el calentamiento global y así, el imparable aumento térmico. Algunos factores son:
Emisión de gases en
la industria
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- La combustión de carbón, petróleo y gas, presente en industrias, que produce dióxido de carbono y óxido nitroso. Las actividades humanas desde el inicio de la Revolución Industrial han producido un incremento del 40 % en la concentración atmosférica del dióxido de carbono.
- La deforestación, puesto que al talar árboles, estos no absorben el CO2, el carbono almacenado se libera en la atmósfera y así aumenta el efecto invernadero.
Emisión de metano a través
de la ganadería
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- El desarrollo de la ganadería, ya que estos animales producen gran cantidad de metano durante la digestión. En particular, los rumiantes son los principales animales emisores de metano, gas que tiene un poder de calentamiento global 25 veces mayor al dióxido de carbono.
Continuando con los diferentes desastres naturales, podemos asumir que una gran consecuencia del previamente mencionado calentamiento global, es el preocupante deshielo de los árticos.
El
aumento de las temperaturas potencia el efecto invernadero y el derretimiento
de la masa de hielo, provoca a su vez la subida del nivel del mar.
Según estadísticas científicas, el grosor del hielo ártico ha disminuido aproximadamente un 40% en los últimos 30 años.
Habitualmente estas gigantescas estructuras se deshacían parcialmente durante el verano, pero recuperaban su estado sólido cuando el invierno se presentaba; ahora y a causa del calentamiento global, las precipitaciones de nieve son más suaves, los inviernos se retrasan y las primaveras se adelantan, por lo que el hielo no se vuelve a unir en la misma forma y cantidad.
Según estadísticas científicas, el grosor del hielo ártico ha disminuido aproximadamente un 40% en los últimos 30 años.
Habitualmente estas gigantescas estructuras se deshacían parcialmente durante el verano, pero recuperaban su estado sólido cuando el invierno se presentaba; ahora y a causa del calentamiento global, las precipitaciones de nieve son más suaves, los inviernos se retrasan y las primaveras se adelantan, por lo que el hielo no se vuelve a unir en la misma forma y cantidad.
Hay
indicios que señalan la existencia de una relación entre la pérdida del manto
de hielo ártico y el cambio en los patrones de circulación atmosférica, la
circulación oceánica y los gradientes térmicos del hemisferio norte. Aun así,
es difícil establecer qué efectos tendrán estos cambios, pero aquellos años en
que el Ártico ha sido especialmente calurosos se han observado patrones
meteorológicos persistentes y anómalos. Según diversos estudios científicos, la
desaparición completa de los glaciares podría significar un aumento
significativo de los niveles del mar, y esto conllevaría a serias repercusiones. Los efectos serían propios de cada zona geográfica, pero algunas
sufrirían veranos más calurosos y secos, otras veranos más lluviosos, mientras
que en otras los inviernos serían más fríos y habría más tormentas.
De
esta forma, y debido a la rápida desaparición de los glaciares polares, se
presenta ante nosotros un increíble aumento del nivel del mar. Los
registros de los mareógrafos y las mediciones por satélite demuestran que a lo
largo del siglo pasado, el nivel medio del mar aumentó entre 10 y 20
centímetros. Sin embargo, la tasa anual de aumento durante los últimos 20 años
ha sido de 3,2 milímetros, más o menos el doble de la velocidad media de los 80
años precedentes.
El
aumento de los niveles del mar está vinculado a tres factores principales,
todos ellos inducidos por el cambio climático actual:
· Dilatación térmica: cuando el agua se calienta, se dilata; es decir,
los océanos ocupan más espacio.
· El deshielo de los glaciares y de los casquetes polares: las grandes formaciones de hielo se derriten de forma natural en
verano. Sin embargo, las altas y constantes temperaturas registradas a causa
del calentamiento global, son las responsables de que la cantidad de hielo que
se derrite en verano haya aumentado y de que las nevadas hayan disminuido.
· Pérdida de hielo en Groenlandia y en la Antártida Occidental: al igual que con los glaciares y con los casquetes de hielo, el
aumento del calor está provocando que las enormes placas de hielo que recubren
Groenlandia y la Antártida se derritan a un ritmo acelerado.
De
esta manera, las consecuencias que esto acarrea son altamente preocupantes. El
agua de mar se cuela en zonas cada vez más alejadas de la costa, lo cual puede
ocasionar consecuencias catastróficas
como la erosión, la contaminación de acuíferos y de suelo agrícola, y la
pérdida del hábitat de peces, pájaros y plantas. Por otro lado, cuando las
tormentas de gran magnitud tocan tierra, un nivel del mar más elevado provoca
temporales de mayor tamaño e intensidad. Por último, cientos de millones de
personas viven en zonas que cada vez serán más vulnerables al riesgo de
inundaciones, situación que vemos cada vez más frecuente hoy el día.
Visto y analizado las principales causas del amenazante cambio climático, debemos comprender que estas son más graves de lo que aparentan, y que nuestro deber como ciudadanos es empezar a tomar conciencia y a accionar ahora. El tiempo corre, y han empezado a florecer las peores consecuencias que, a largo plazo, podrían terminar con la vida humana tal y como la conocemos. Algunas aún no han aparecido, pero no pasará mucho tiempo sin que se presenten ciertos indicios.
Remarcamos aquí, los daños sociales y ambientales más relevantes:
- Daños en las cosechas y en la producción alimentaria. Se verá afectada la productividad, en cuanto a la cantidad y calidad; las prácticas agrícolas cambiarán, en base a los cambios del uso del agua y aportes agrícolas para la mejoría de la tierra; se reducirá la diversidad de cultivos. Además, las variaciones de las temperaturas y de las estaciones de crecimiento promueven la propagación de plagas y malezas.
- Fenómenos meteorológicos extremos. El hecho de que las temperaturas sean más altas hace que las lluvias sean menos frecuentes, pero a su vez más intensas; así, el nivel de inundaciones y su gravedad también irán en aumento.
- Cambio de los ecosistemas. Una temperatura más alta, menos precipitaciones, sequías e inundaciones hacen que el clima se adapte a esta nueva climatología, ocasionando que se produzcan cambios en la duración de las estaciones. Como resultado, muchas especies de animales sufren el exterminio de su clima natural y no son capaces de adaptarse a cambios tan rápidamente. Así, muchos osos polares están muriendo ahogados porque no pueden alcanzar los hielos flotantes.
¡Pero
no desesperemos todavía! Aún estamos a tiempo de revertir esta gravísima
situación. El cambio climático avanza velozmente, y en muchas instancias los
humanos incitamos su accionar, pero somos nosotros los que tenemos el control.
No
podemos volver el tiempo atrás y evitar que esto suceda, pero sí podemos
prevenir que se extienda y se agrave este Cáncer ambiental. ¿Cómo podemos hacer
esto? He aquí una pequeña pero invaluable lista con algunos pasos a seguir para
lograr ser más cuidadosos con nuestro planeta.
- Utilizar las 3R. Las 3R significan: reducir, reutilizar y reciclar. ¿Cómo se logra esto? De una manera muy sencilla:
- Reducir: consumir menos, de manera más eficiente.
- Reutilizar: considerar darle otra oportunidad a los elementos que ya no se necesitan.
- Reciclar: separar en dos bolsas distintas orgánicos y elementos no reutilizables (como por ejemplo, una cáscara de banana y un pañuelito usado), y en la otra todo aquello que sí pueda transformarse, como plásticos, vidrio, metal, papel, telas y madera.
- Reducir ingestas de carbono. Reducir el consumo de carnes (la ganadería es uno de los mayores contaminantes de la atmósfera). Considerar también, ingerir productos de proximidad y de temporada, como aquellos que sean producidos en la cercanía, evitando las importaciones que ocasionan emisiones extra por el transporte.
- Protección de los bosques: Evitar todo aquello que provoque riesgos de incendio. Otra solución es plantar un árbol, debido a que en toda su vida puede absorber hasta una tonelada de CO2.
- Ahorrar energía: Nunca dejar los electrodomésticos en stand by. Ajustar siempre el termostato y cuidar el uso de los electrodomésticos en el hogar.
- Reducir emisiones: Siempre que sea posible, utilizar medios de transporte como la bicicleta, el transporte público o el tren.
- Exigir a los gobiernos: Exigir que se tomen medidas hacia una vida más sostenible, a través de la promoción de las energías renovables y de un transporte público más sostenible, buena gestión de la separación de los residuos, entre otros.
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