Obesidad infantil, un problema en aumento
La
OMS (Organización Mundial de la Salud) define al sobrepeso y a la obesidad como una “acumulación anormal o
excesiva de grasa, que supone un riesgo para la salud”. A nivel mundial, es uno
de los principales problemas de salud pública que ha ido creciendo y
desarrollándose mas allá de los países centrales, extendiéndose principalmente
en las grandes ciudades.
El
Ministerio de Salud y Desarrollo Social de la Nación lanzó el Plan Nacional de
Alimentación Saludable en la Infancia y en la adolescencia (ASI), para detener
la epidemia creciente de sobrepeso y obesidad en niños. Este consta de
intervenciones articuladas y conjuntas en aéreas de la educación, comunicación
y regulación para evitar el avance y esparcimiento de esta condición médica.
Sus
objetivos estratégicos son fortalecer la educación alimentaria y nutricional,
sensibilizar y movilizar a la comunidad y a los principales actores sociales
para cambiar la mirada crítica que contempla la sociedad sobre este tema tan
sensible, incentivar sistemas alimentarios sostenibles, especialmente para
aquellos en situación de vulnerabilidad y promover políticas que regulen y
faciliten el cumplimiento de las pautas, y promocionen la actividad física
frente al sedentarismo.
Actualmente,
en Utah, Estados Unidos, se llevan a cabo estudios en bacterias que se perfilan como una solución viable para esta epidemia, y aunque el estudio todavía esta en
primeras instancias, muestra un futuro prometedor ya que podría ayudar también a
combatir las enfermedades que trae consigo la obesidad, como la diabetes tipo
2, patologías cardíacas y accidentes cardiovasculares.
"Hablar
del corazón de los chicos es hablar, sobre todo, de cómo se alimentan y se
mantienen físicamente activos a través del juego, porque la dieta basada en
comida chatarra y productos industrializados junto con hábitos sedentarios
están instalando los factores de riesgo que determinarán la salud
cardiovascular de la población en el futuro", advirtió Jorge Camilletti,
presidente de la FAC.
Es
de fundamental importancia, mas allá de las acciones tomadas por los gobiernos
y los avances médicos sobre el tema, mantener una dieta balanceada y realizar
mucha actividad física. Esto, gracias a que el principal factor exógeno que
contribuye al normal crecimiento y desarrollo del niño es la alimentación. Una
dieta equilibrada y variada que contenga todos los nutrientes necesarios para
el buen funcionamiento del organismo es esencial.
A
lo largo de los años, se ha podido confirmar que los estilos de vida y los hábitos
alimentarios son capaces de prevenir y mejorar la situación clínica de algunas
enfermedades como cardiopatía isquémica, hipercolesterolemia, diabetes, cáncer,
etc.
Estas
enfermedades, que suelen instaurarse en la edad adulta, se puede decir que se desarrollan
a edades más tempranas. Debido a esto, se recomienda, desde la primera
infancia, educar en hábitos alimentarios saludables para que dichos hábitos se
consoliden en la adolescencia y se mantengan en la edad adulta.
Estamos
viviendo un tiempo de transición caracterizada por la modificación de nuestros
patrones alimenticios, donde reemplazamos nuestras necesidades nutricionales y
energéticas por alimentos ricos en grasas saturadas, azúcares y carbohidratos
refinados.
La
principal estrategia tiene que pasar por la motivación de los chicos, sobre
todo para la actividad física, y eso sólo se logra inculcando hábitos sencillos
de fortalecimiento de su autoestima y su sentimiento de seguridad. Todo lo que
los haga soltar las tablets y los celulares y evitar el aislamiento,
enfatizó la cardióloga y cirujana infantil Sandra Romero.
Cuando
decimos que un alimento es procesado es porque no está en su estado natural,
sino que ha pasado por cierto proceso que lo hizo cambiar su apariencia y sus
nutrientes. También nos referimos a un procesado cuando un alimento tiene más
de dos ingredientes en su composición, por lo que básicamente se cambia el
origen del producto y se convierte en otro diferente.
Los
aditivos presentes en estos alimentos no son bien digeridos por el organismo,
ya que el cuerpo no está preparado para ellos. En el mundo natural no existen,
son artificialmente creados, por lo tanto, se van acumulando en el cuerpo. A
mayor transformación o procesos por los que atraviesa la comida, menor cantidad
de nutrientes tendrá. El producto terminado es algo que literalmente se ha
destruido en su composición original.
A
los productores no les interesa el sabor de los alimentos, sino vender más, por
lo que no están pendientes de que los productos mantengan sus nutrientes
esenciales. Lo importante para estos empresarios es que su vida útil aumente.
Los alimentos cuando se degradan a los pocos días es porque cumplen con un
ciclo natural, en cambio, los artificiales demoran más este proceso.
Las encuestas
nacionales de Nutrición y Salud afirman que en Argentina la incidencia de la
obesidad en niños, niñas y adolescentes es de 1 cada 3 personas. Nuestro país
tiene la prevalencia más alta en América Latina, siendo 10,4%. Este contexto fortalece la
idea de que los cambios en los hábitos alimentarios y prácticas sociales afectan drásticamente la salud y el futuro de las próximas generaciones, en clara
contradicción con los 4 millones de niños argentinos que hoy padecen hambre.
Comentarios
Publicar un comentario